Insights & Implications in Gerontology: El papel vital de la nutrición en la salud cerebral, una nueva publicación de la Gerontological Society of America (GSA), explora las opciones nutricionales que han demostrado mejorar la cognición y disminuir el riesgo de deterioro cognitivo y demencia en las personas mayores. 

Una dieta saludable es una estrategia de comportamiento que puede ayudar a prevenir el desarrollo de la demencia a medida que las personas envejecen, dice la publicación. También informa sobre el papel de las vitaminas y los minerales. Utilizar un enfoque centrado en la persona que vincule las conversaciones sobre nutrición con los objetivos del paciente es una estrategia eficaz, según la doctora Kathryn Porter Starr, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke y del Centro Médico Durham VA, que fue una de las profesoras que supervisó el desarrollo de la publicación. “Abordar el tema de la dieta y la nutrición puede ser complicado. Empiezo preguntando a los pacientes cuáles son sus objetivos” –explica–, que pueden ser físicos, mantener la masa muscular; cognitivos, conservar la memoria; o funcionales, como poder viajar o jugar con los nietos”.

La Intervención con Dieta Mediterránea-DASH para el Retraso Neurodegenerativo, o dieta MIND, es un ejemplo de patrón dietético que se asocia a una mejora de la cognición. Este patrón se centra en el consumo de verduras (especialmente, las de hoja verde), frutos secos, bayas, alubias, cereales integrales, pescado, aves de corral y aceite de oliva, al tiempo que limita la carne roja, las carnes procesadas, la mantequilla, los dulces y los alimentos fritos, entre otros. Se ha descubierto que las personas que consumen este patrón dietético son el equivalente a 7,5 años más jóvenes en términos de capacidades cognitivas. 

El riesgo de ingesta inadecuada de vitaminas y minerales aumenta con la edad, y algunas personas pueden beneficiarse del consumo de alimentos enriquecidos y/o suplementos dietéticos para mejorar su estado nutricional. Lo ideal sería obtener los micronutrientes de los alimentos, afirma Starr, pero, “por desgracia, para la mayoría de los mayores es todo un reto hacerlo debido a los cambios fisiológicos que se producen con la edad y a ciertos estados patológicos que afectan a la absorción”.